diciembre 12, 2011

La obesidad solo conlleva problemas, muchos problemas



La obesidad se ha convertido, tras el tabaquismo, en la segunda causa de mortalidad evitable.  Los incrementos en el Índice de Masa Corporal suponen un incremento curvilíneo en moratalidad, la cual se atribuye a enfermedad cardiaca, hipertensión, diabetes y cáncer. Esto se describe mediante una cuerva en “J”


La obesidad se ha asociado a numerosas enfermedades tales como: la hipertensión arterial, la dislipemia, la diabetes mellitus tipo 2, la cardiopatía isquémica, el accidente vascular cerebral, el síndrome de hipoventilación y apnea del sueño, la esteatohepatitis no alcohólica, la colelitiasis, la osteoartrosis y alteraciones en la reproducción. Y no solo esto, mucho estudios recientes han asociado la obesidad mórbida con un riesgo mayor a padecer diversos tipos de cáncer, enfermedad esofágica por reflujo, nefrolitiasis y enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, algunas de estas comorbilidades tienen un mayor riesgo de aparecer en pacientes obesos que otras. Así, la diabetes mellitus de tipo 2 y la apnea del sueño se presentan, comparando personas obesas con otras que poseen un peso adecuado, con una frecuencia 3 veces superior.

La obesidad, así mismo, disminuye la calidad de vida de las personas que la padecen. Los sujetos obesos tienen una menor movilidad, suelen padecer depresiones y problemas de autoestima y se ven, en la mayor parte de los casos, excluidos socialmente.


Comorbilidades asociadas a la obesidad

Diabetes mellitus de tipo 2

Como ya se señaló en una entrada anterior, el 80% de los pacientes con diabetes mellitus de tipo 2 son obesos. Además del grado de obesidad, la distribución central (en la parte abdominal) de la grasa corporal incrementa el risgo a padecer diabetes de tipo 2. Un perímetro de cintura de 102 cm se relaciona con un incremento de la incidencia de diabetes de 3,5 veces.

Los niños no se libran tampoco de estas consecuencias, así se ha observado un aumento de la intolerancia a la glucosa y de la diabetes de tipo 2 (más relacionada con los adultos) entre los niños, debido al incremento de la obesidad infantil.




Se cree que un aumento de las citoquinas TNF α y de la resistina, una proteína  producida por el tejido adiposo, así como una disminución de la adiponectina, también excretada por los adipocitos, es uno de los mecanismos por los cuales una el aumento del tejido adiposo intraabdominal provoca una resistencia a la insulina, si bien no es el único.  El incremento de ácidos grasos libres y su acumulación en tejidos sensibles a la insulina y la oxidación de los ácidos grasos y la consiguiente producción de glucosa, provocarían un aumento de la glucosa en sangre, ya que se aumenta la producción hepática de glucosa pero se disminuye su captación periférica.

Dislipemia

Normalmente, se deben a un disminución del colesterol HDL y a un aumento de los triglicéridos. Cuando mayor es el IMC, por regla general, se produce un aumento del colesterol total.

Hipertensión arterial

El riesgo que presenta un paciente obeso a sufrir hipertensión arterial es el doble del que presenta una persona con normopeso.

A medida que se pierde peso la presión arterial también disminuye, así, por cada kg de peso que se pierde, se disminuye 1mm de Hg la presión arterial, tanto la sistólica (conocida comúnmente como alta) como la diastólica (conocida como baja)

Síndrome de obesidad-hipoventilación y Síndrome de apnea obstructiva del sueño

El síndrome de obesidad-hipoventilación se caracteriza por, como su propio nombre indica, hipoventilación, hipercapnia (aumento de la presión parcial de CO2) y somnolencia. Cuando a estos síntomas se les suma un aumento de la resistencia en las vías aéreas superiores, esto se cataloga como Síndrome de apnea obstructiva del sueño.

Esto se produce por un estrechamiento de las vías aéreas, entre otras cosas, debido, probablemente, a la acumulación de grasa en la zona próxima a la laringe.

La reducción de peso mejora los síntomas del síndrome de la apnea obstructiva del sueño.

Hiperuricemia

Existen evidencias que indican que los niveles elevados de ácido úrico se correlacionan con el grado de obesidad. Así mismo, los sujetos con hiperuricemia tienden a presentar, no solo obesidad, también dislipemia, hipertensión arterial y resistencia a los hidratos de carbono. Además, parece ser que resistencia insulínica-obesidad, y de esta forma se explicaría el papel que juega el ácido úrico en la fisiopatología de la enfermedad arterial coronaria.

A pesar de que los niveles de ácido úrico son elevados, los pacientes no suelen presentar gota.


Afectación hepática y de la vesícula biliar

La esteatosis hepática, también conocida como hígado graso, aumenta de forma lineal a la ganancia de peso. En la obesidad mórbida, la esteatosis puede ser una de las causas de aumento de las transaminasas (los niveles de transaminasas en sangre suelen aumentar cuando se producen enfermedades hepáticas)

Además,  hay una fuerte asociación entre obesidad y colelitiasis. La colelitiasis es la formación de cálculos en la vías biliares, especialmente en la vesícula biliar, y sulen estar formados por colesterol.  Esto se explica porque en la personas obesas, al estar aumentada la grasa corporal, hay una mayor producción de colesterol, así, por cada kg extra de grasa corporal, se sintetizan 20 mg. de colesterol. La bilis es la encargada de eliminar este exceso de colesterol, por tanto, se presenta sobresaturada de colesterol y con cristales de colesterol.




Asociación con neoplasias

La neoplasia es la proliferación anormal de células que desemboca en la formación de un neoplasma. Si el neoplasma forma una masa diferenciada se conoce como tumor y puede ser maligno o benigno. Entre los neoplasmas malignos se encuentran numerosos tipos de cáncer.

 La obesidad se asocia con un mayor riesgo a diferentes carcinomas, en mujer, por ejemplo, hay un mayor riesgo de carcinoma de ovario, cervix, mama… y en varones, de colón, recto y próstata.
Se sabe que los pacientes obesos, independientemente d esu sexo, presentan un riesgo elevado a padecer cáncer de colón.

Además, numerosos estudios han relacionado la mortalidad por cáncer de mama con la obesidad, pero solo en mujeres postmenopausicas. En estas mujeres, la grasa es la principal fuente de estrógenos, el factor de riesgo modificable más importante para cáncer de mama en postmenopausicas.

Las mujeres obesas presentan, a su vez, un riesgo tres veces superior de padecer cáncer de endometrio.

Alteraciones musculoesqueléticas

Los obesos, debido a su exceso de peso, generan una sobrecarga en sus huesos lo cual conduce a artrosis.  Las mujeres se ven más afectadas por esto que los varones.
La artrosis es uno de los problemas asociados a la obesidad que conlleva mayor gasto sanitario.

Problemas ginecológicos


Los estudios epidemiológicos han demostrado que existe asociación entre obesidad e infertilidad, entre obesidad y el síndrome de ovario poliquístico.



Por lo que parece, las mujeres obesas tienen resistencia a la insulina e hiperinsulinemia que, a nivel del tejido ovárico, puede favorecer el exceso de la síntesis de andrógenos.

En las mujeres embarazas las cosas se complican. La obesidad se relaciona con una mayor frecuencia de diabetes gestacional, hipertensión, anemia, embarazo múltiple, malformaciones congénitas  y muerte fetal. 




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